I-DEL TACTO
Acércate despacio a mis dominios;
que tus dedos tanteen el espacio
ciegamente, la oscuridad que envuelve
mi cuerpo; que construyan un camino
y lleguen hasta mí a través del velo
espeso y taciturno de las sombras
Sálvame con la luz que hay en tus dedos
si me tocan, conjura la desidia,
enciéndeme o abrásame en el tacto
esplendoroso y claro de tus manos.
Como las mariposas de la noche,
hacia la llama iré que tú convocas,
que prefiero quemarme que estar a oscuras...
La vainilla; el espliego; el verdín; la canela.
A veces un aroma delgado como de agua,
como de nube o lluvia; a veces un violento
perfume que recuerda la piel de una gacela,
el sudor y la sangre de un animal en celo.
Pero siempre, al final, la vainilla, el espliego...
Para tus ojos fieramente abiertos.
Para tus ojos fijos.
Para tus ojos con caudal de fiebre.
Para tus ojos grandes.
Una orquídea de carne voluptuosa
para tus ojos ávidos
con vocación de abejas...
IV-DEL GUSTO
un resto de naufragios y sirenas,
tal vez algas, y el gusto de los fondos
espumosos y verdes del océano.
El sexo siempre sabe a mar de invierno,
y galernas en medio de la noche...
V-DEL OÍDO
V-DEL OÍDO
serpiente y remolino, se enzarza en mis cabellos,
sube aún, se engrandece, se enajena en rugido
y pierde la noción del trino o la palabra.
Eres otra en tu voz. No conozco a esa mujer
que grita en el placer, deliciosa extranjera
que habla lenguas angélicas en una cama impura...
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Gracias Ángel, por compartir comnigo estas maravillas